domingo, 17 de mayo de 2020

CENTRO HISTORICO de Madrid en España





Salimos de un parqueadero y llegamos al frente del Palacio Real de Madrid 
El palacio Real no es un edificio con demasiada antigüedad,Se empezó a construir en el año 1738 para sustituir al antiguo edificio del palacio Real.
Ni Juan Carlos I ni el rey Felipe VI han residido en el palacio Real, teniendo su residencia en el palacio de la Zarzuela, en el Monte del Pardo.
la plaza de Oriente situada en el centro histórico de la ciudad es una plaza muy coqueta situada frente mismo al Palacio Real, jardines preciosos y una hermosa fuente central con la estatua de Felipe IV. Tiene dos conjuntos a los lados de estatuas de personajes ilustres
pasamos por un lado de el Teatro Real o teatro de la ópera de Madrid por la calle Carlos III  Pequeña calle de Carlos III transcurre entre la calle de Vergara y la plaza de Oriente, 
desembocando frente al Palacio Real de Madrid en los Jardines de Sabatini. Esta calle fue en sus orígenes, durante la época musulmana, uno de los barrancos que flanqueaba la cima de la colina en la que se asentaba la antigua Mayrit.
Carlos III era el tercer hijo varón de Felipe V y el primero que tuvo con su segunda mujer, Isabel de Farnesio, por lo que fueron sus medio hermanos Luis I y Fernando VI, quienes sucedieron a su padre en un primer momento. La muerte sin descendencia de estos llevaría a Carlos a ocupar el Trono español.

Se esforzó por modernizar Madrid con la construcción de paseos y trabajos de saneamiento e iluminación pública y engrandecerla con monumentos (la Puerta de Alcalá, el Museo del Prado, el hospital de San Carlos o la construcción del nuevo Jardín Botánico, en sustitución del antiguo de Migas Calientes) y con edificios representativos destinados a albergar los servicios de la creciente administración pública.


para llegar a la Plaza de Isabel II detras del Teatro Real
La Plaza de Isabel II es amplia y abierta, con llegada de seis calles por todo su contorno y la parada de metro de Ópera con dos bocas en su interior. Salvo algunos árboles menudos, el espacio no está ajardinado, pero sí dispone de bancos y muretes, con lo que es habitual ver mucha gente sentada contemplando el discurrir de los paseantes.

Fuente conmemorativa de los Caños del Peral
Antiguamente se llamaba plaza de los Caños del Peral, debido a la fuente con 7 pilas y sus correspondientes caños que en su día servían para beber y lavar la ropa, además de cómo elemento ornamental.

Calle de los caños del Peral
La calle de los Caños del Peral se encuentra entre la plaza de Isabel II y la costanilla de Los Ángeles.

Popularmente la calle fue conocida con el nombre de Arrastraculos por lo empinada que es.

Tomaba el nombre actual de los dos famosos caños protegido por un peral que surtían de agua a unos baños públicos que había en esta calle en tiempos de los árabes. Aunque se cuenta que Alfonso VIII los mandó derribar porque le desagradaba que sus soldados se bañaran frecuentemente ya que pensaba que les quitaba fuerzas para las campañas, es más probable que lo hiciera para aprovechar el agua con destino a la llamada huerta de la Reina, quinta de recreo que mandó construir para su esposa doña Leonor y que se extendía desde la calle del Arenal hasta la de las Fuentes, pasando por la actual plaza de Isabel II.

Costanilla de los Angeles
La Costanilla de los Ángeles es una famosa calle que se sitúa en el Barrio de Santo Domingo que eran los antiguos arrabales madrileños, el cual albergaba el Convento de Santo Domingo que se extendía hasta la actual plaza de Isabel II y de Oriente.
es una calle en pendiente que sube desde la calle del Arenal, cerca de la Puerta del Sol, hasta la plaza de Santo Domingo, en dirección norte.​

Plaza de Santo Domingo
Desde el siglo XIII hasta la desamortización de Mendizábal, hubo aquí un enorme convento de dominicos, que fue fundado por San Domingo de Guzmán en 1218. En el convento, en tiempos del rey Felipe II, se construyó una iglesia que dio sepultura a los restos de Don Pedro de Castilla y su hija Constanza.

En la actual plaza confluyen las madrileñas calles de Calle de Silva, Calle de Jacometrezo, Calle San Bernardo, Calle Veneras, Calle Preciados, Costanilla de los Ángeles, Calle Isabel la Católica, Calle Torija, Calle Leganitos, y la homónima cuesta de Santo Domingo.

Durante gran parte del siglo XIX, fue un alegre mercado de flores, hasta que en la década de 1920 se construyó un aparcamiento que ocupaba la mitad de la antigua plaza. Tras casi un siglo de cambios, en febrero de 2006 comenzaron las obras de demolición para convertir el aparcamiento en una apacible plaza peatonal, construyéndose también un aparcamiento subterráneo.


La calle de Torija, llamada así en honor al alarife Juan de Torija, autor de las Ordenanzas de Policía de la Villa de 1661[1], clásica vía de comunicación entre dos plazas, la de Santo Domingo y la de la Marina Española (antigua plaza de los Ministerios), sería una calle anodina del centro, más o menos degradado, de Madrid si no fuera por tres presencias, dos actuales y una histórica, que imprimen un cierto carácter a su habitualmente tranquila fisonomía urbana.
La primera, diurna y bulliciosa, es la de los alumnos y alumnas del Instituto de Educación Secundaria “Santa Teresa de Jesús”, con entradas por la calle Fomento (donde nació Ramón Gómez de la Serna) y por esta de Torija.

En el edificio de la calle de Torija, sede del Consejo de Suprema estaban ubicadas todas las dependencias que formaban su entramado burocrático-administrativo: Tesorería, Contaduría, Secretarías, Fiscalía, Relatoría y Archivo[5].
La Inquisición imprimía carácter a todo este barrio (propiamente hablando, cuartel) de Santo Domingo. Muy cerca, en la calle de la Inquisición, actual de Isabel la Católica, estaba el Tribunal de Corte y las cárceles de la Inquisición y sus proximidades convivían los palacios nobiliarios con las casas sencillas donde vivían muchos vecinos vinculados de una manera u otra con estos dos centros inquisitoriales, Consejo de la Suprema y Tribunal de Corte “por lo que esta zona adquiría unas características particulares que la diferenciaban de otras partes de la capital, con otro tipo de quehaceres”[6].
El edificio de la calle de Torija no debía estar en muy buen estado porque en el siglo XVIII se decide el traslado de la residencia del Inquisidor y las oficinas a unas casas próximas en la calle de la Puebla (luego de Fomento) propiedad del Conde de Oropesa, a la vez que se piensa levantar un edificio de nueva construcción sobre el solar propiedad de la Inquisición producto del derribo del anterior.


La calle de la Bola va desde la Plaza de la Encarnación a la calle de Torija.
De hecho, en el siglo XVII se le llamó calle de la Encarnación, mientras que durante la revolución del siglo XIX fue conocida como la calle del general Malcampo.
Es una calle tranquila en una de las zonas con más encanto de la ciudad, donde se pueden reconocer fachadas accesorias de palacetes señoriales. Como curiosidad, apuntamos que fue aquí también donde se imprimieron las proclamas para la huelga de agosto de 1917.
No está claro el origen del nombre de la calle ya que existen varias versiones. La primera de ellas habla de la existencia de una bola de piedra que hacía las funciones de guardacantón, para preservar la esquina del edificio de los carruajes, algo común en aquella época.
La otra, quizás algo más legendaria, cuenta que en ese lugar existía un juego de bolos y, para señalarlo, había una bola colgada a la entrada de la calle. Parece que un día de viento la bola fue desplazada hasta el mismo Alcázar rompiendo los cristales de la habitación del príncipe don Baltasar.


La calle de San Quintín está entre la calle de Bailen y la Plaza de Encarnación.
Esta calle que no tiene mas que una acera de casas fue abierta en los solares que quedaron entre el jardin de La Priora y el Palacio Real, al formarse el espacio que luego fue la Plaza de Oriente.
A su comienzo está la fachada meridional del convento de la Encarnación, reducida desde el año 1842. En este lugar estuvieron las famosas casas del marqués de Poza, personaje de la corte de Felipe II, que ha alcanzado romántica celebridad por figurar el el drama de Schiller "Don Carlos", y en ópera de Verdi igualmente titulada.


Plaza de Oriente monumento a Felipe VI 
En el centro de la Plaza de Oriente se encuentra la estatua de Felipe IV. Rodeada de jardines y edificios monumentales, la escultura preside uno de los rincones históricos más importantes de Madrid.
Se trata de una estatua ecuestre encargada por el Conde Duque de Olivares para agasajar al monarca y realizada por el escultor toscano Pietro Tacca en 1640 partiendo de un retrato pintado por Rubens hoy desaparecido.

La Plaza de Oriente tiene una planta curiosa. La curvatura de los edificios alrededor del Teatro Real hace pensar a uno que estamos ante una plaza circular nada más entrar, pero lo cierto es que es de estructura rectangular salvo en esta zona este de la plaza. Este rectángulo se divide a su vez en tres rectángulos más, dos jardines y el elemento central regido por una estatua de Felipe IV que es quizás el elemento más fotografiado de la plaza.